Huella digital
Nuestra actividad en Internet deja un rastro que puede ser usado en nuestra contra
¿Por qué esto es importante?
- Internet es como un escaparate. Todo lo que publicamos es visible y accesible para todos.
- Esta información puede descargarse, guardarse, fotografiarse, modificarse y remitirse a otros sin nuestro permiso o intervención.
- Basándose en lo que publicamos en las redes sociales, un tercero puede averiguar:
- Dónde vivimos y si vivimos solos o con quién vivimos
- Cuándo estamos de viaje y, por tanto, cuándo no estamos en casa
- A qué partido votamos
- Dónde trabajamos
- Cuál es nuestro poder adquisitivo, y mucho más...
Recuerda
- Piensa dos veces antes de publicar información personal, fotos o vídeos en Internet.
- Aunque lo borres después, puede que ya sea demasiado tarde.
- Nunca pienses que lo que publicas en Internet sólo lo pueden ver tus amigos o familiares más cercanos.
- Si la información es pública, cualquiera puede verla. Hay muchas personas que, por aburrimiento o con la intención de cometer un delito, pueden pasar horas rastreando tu huella digital.
- Cuando utilices una aplicación, comprueba las opciones de privacidad. La mayoría de las redes sociales permiten que las cuentas sean privadas, es decir, que no sean visibles para nadie sino sólo para los usuarios que hayas autorizado.
- Incluso así, alguien autorizado siempre puede descargar el contenido y hacer algo malo con él. Pero con la cuenta privada, al menos podemos reducir las posibilidades de que eso ocurra.
- Cuando tenemos cuentas privadas, no es aconsejable aceptar a extraños. Pueden generar curiosidad y la mayoría serán inofensivos, pero el peligro viene con los extraños que piden acceso.
- Si tenemos contactos que hemos conocido en Internet: no son necesariamente peligrosos, pero debemos comportarnos con el máximo cuidado y no proporcionar información sensible o confidencial. Incluso el contacto más amistoso puede albergar malas intenciones.
- Si compartimos un ordenador, debemos cerrar siempre la sesión de todos los programas que utilicemos.
- Si prestamos a otra persona nuestro teléfono o tablet, debemos hacerlo con precaución, y debemos estar presentes cuando lo utilicen.
- Si dejamos nuestros teléfonos en algún lugar, debemos dejarlos bloqueados con una contraseña que sólo nosotros conozcamos.
- Dinámica de grupo y formación
- Es muy útil para discutir las diferencias entre un espacio público y un espacio privado, y para invitar a la reflexión sobre Internet como un escaparate en el que todo es accesible para todos.
Un paso más allá: Protección de datos personales
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Lo más importante que hay que aprender sobre la protección de nuestros datos personales es la relación entre la protección de datos y la desinformación, la polarización y el odio online.
Aunque el derecho a la protección de datos personales es probablemente lo primero que nos viene a la mente cuando hablamos de derechos digitales, es el tema que menos impacto puede tener en la formación sobre derechos digitales.
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Porque es el derecho más regulado en la Unión Europea, a través del Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de abril de 2016.
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Porque lo que está a nuestro alcance para proteger nuestros datos es muy difícil de cumplir.
¿Por qué?
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El núcleo de esta ley es el consentimiento (o consentimiento informado).
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Si nosotros, como ciudadanos y usuarios, damos nuestro consentimiento para que las empresas recopilen y utilicen nuestros datos, las empresas no están infringiendo la ley.
- Todo está bien si damos nuestro consentimiento
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Y nosotros, ciudadanos y usuarios, damos constantemente nuestro consentimiento sin leer el contrato que hemos firmado para la cesión de nuestros datos...
- Aceptación de los términos y condiciones
- Aceptación de cookies
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Así que la "mejor práctica" en este caso es casi imposible.
- Porque nadie en su sano juicio va a dedicar tiempo a leer el contrato de las cookies en cada sitio web que visitemos y el documento de términos y condiciones cada vez que nos convirtamos en usuarios online de cualquier servicio.
Lo que es importante saber es que...
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Las grandes empresas tecnológicas saben tanto sobre nosotros a través de los datos que recogen (con nuestro consentimiento) que son capaces de manipularnos.
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Y lo hacen no porque haya un plan maligno detrás, sino porque manipularnos les hace ganar dinero.
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Todas estas plataformas, además de contar con enormes cantidades de datos de los usuarios, utilizan algoritmos para buscar nuestra atención, para mantenernos pegados a la pantalla.
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Porque así consumimos publicidad y así ganan dinero.
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El problema es que las tácticas que utilizan para mantenernos en pantalla tienen un alto coste social.
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Los últimos escándalos relacionados con Meta (propietaria de Facebook, Instagram y Whatsapp) demuestran que nuestros temores estaban bien fundados.
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Frances Haugen, una ex empleada de Facebook, ha aportado pruebas tanto al Wall Street Journal como al Congreso de los Estados Unidos que demuestran que Facebook sabe que sus algoritmos son perjudiciales para los usuarios, pero que sigue utilizándolos porque generan dinero.
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Según los propios informes internos de la compañía, Instagram agrava los problemas que una de cada tres chicas tiene con su imagen corporal.
Otra revelación notable es que los cambios de algoritmo realizados en 2018 con la excusa de "mejorar" la plataforma han tenido el resultado contrario y la han convertido en un entorno más negativo, promoviendo contenidos que fomentan la confrontación y la polarización.
Confrontación y polarización
- Lo más grave es que estas plataformas utilizan algoritmos que incitan a la confrontación y la polarización.
- Por ejemplo, si nos perfilan como alguien de izquierdas, el algoritmo nos mostrará preferentemente contenidos políticos de izquierdas... pero también de extrema derecha. ¿Por qué?
- Porque está demostrado que este tipo de contenidos provocan la indignación de una persona de izquierdas y esa persona reaccionará, y la plataforma quiere que reaccionemos.
- Escribiremos comentarios en contra, lo enviaremos a nuestros contactos, nuestros contactos escribirán más comentarios, los partidarios del mensaje original vendrán a atacarme a mí y a mis amigos, etc., etc.
- Es decir, pensaremos que estamos en esa discusión loca en Twitter o Facebook por nuestra propia voluntad, pero en realidad hemos sido conducidos, manipulados, para acabar allí.
- Lo que acaba ocurriendo es que las redes sociales se convierten cada vez más en un entorno tóxico, en el que todo se convierte en un objetivo de ataque y confrontación, y por tanto en un peligro para nuestros grupos vulnerables.
- Gracias a la recogida de datos, nuestras búsquedas, compras, nuevos contactos y contenidos están condicionados por un tercero.